-Preguntales si podemos quedarnos acá un par de horas- le dijo Pichuco a Juan.
-¿Y cómo se dice eso en portugués? - preguntó Juan.
-¿Posso ficar lá por duas horas? - contestó Pichuco.
Juan se dirigió hacia el lugar en donde se hallaban los playeros, repitiendo para sí la frase en portugués una y otra vez, a fin de memorizarla. Pichuco reclinó hacia atrás el asiento del coche, dispuesto a descansar. A mitad de camino, de pronto, Juan se detuvo y volvió al coche.
-Che, Pelotudo, “ficar lá” no querrá decir que quiero cojerme a su hermana o algo por el estilo, no? Mirá que los cinco negros grandotes tal vez me metan la manguera de nafta en el orto y después me hagan fumar un cigarrillo- preguntó Juan algo preocupado.
-Andá tranquilo Juancito- respondió Pichuco sonriendo.
Juan caminó entonces unos pasos, se dio vuelta nuevamente y, en un rapto de sinceridad, confesó:
-Te lo pregunto porque yo en tu lugar juro que te lo haría -Y luego continuó su camino rumbo a los expendedores.
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