domingo, 30 de noviembre de 2008

FIN DE SEMANA EN SUIZA

A esta altura ya puedo conversar bastante bien en francés, pero descubrí algo muy importante: no conviene saber demasiado bien el idioma. Cuando hablo a veces con chabonas, obtengo resultados buenísimos cometiendo errores de pronunciación o errores en la conjugación de un verbo. Se ve que a las mujeres se les despierta algún instinto maternal cuando escuchan a un chabón diciendo algo así como si en castellano alguien dijera: "yo he escribido la telefono de usted en el cuaderno de yo" o "yo no sabo hablacionar el frances mucho bien porque yo ha venido aca muchas pocas semanas atras".
Primero se cagan de risa, no pueden disimular; luego pasan a mirarme con ternura, sonriendo con la cabecita de costado. Despues se ponen en mamases pacientes y tratan de explicarme que asi no se dice, se dice asa, etc. Ahí ya tengo ganado medio partido. Un argento en los alpes es algo muy exotico para los lugarenios (sorry porque no encuentro la puta enie). La otra tarde (aca los bailongos empiezan a las 7 de la tarde) me clave un extasis y me puse a bailar estilo cumbia villera en una soireê en donde dos franceses tocaban flamenco. A los cinco minutos ya tenia a dos a dos chabonas de 23 y 27 anios bailando conmigo y preguntandome seriamente en que conservatorio habia estudiado danza. Las pobres inocentes creian que eso era tango. Cuando les dije que era argentino, me miraron con el mismo asombro que miraria un campesino siberiano a un pavo real. Comenzaron entonces a preguntarme cualquier pelotudez: si en argentina habia aranias muy grandes, si la gente comia muchas vacas, si en argentina llovia (les juro que me preguntaron eso, se ve que no era yo el unico drogado), si yo era amigo de maradona (a esta altura yo ya estaba meandome encima de la risa y no les podia siquiera contestar) y cosas asi. Pero lo que mas les llamaba la atencion era mi acento y la forma de hablar. No recuerdo bien que fue lo que le dije a una, creo que algo asi como que yo hablaba frances como el orto porque habia llegado hacia dos meses. La piba se paro del sillon cagandose de risa, fue a buscar a su amiga y me pidio que repitiera lo que habia dicho. Ahora eran las dos las que se reian, pero tan cerquita de mi cara que si no las besaba era el rey de los boludos. Ese dia supe el verdadero significado del menayatguá (no me pidan que escriba correctamente, a duras penas hablo el idioma).

1 comentario:

Anónimo dijo...

no te hagas el santo, por favor no hagas quedar mal a la patria, espero les hayas hecho el orto a to drua