jueves, 18 de diciembre de 2008

DIALOGO

-¿Te puedo llamar Ludmila?
-Mmmm...¿Por qué no? Si se trata de fantasías...
-No. No es por eso. Lo que sucede es que vos a veces sos Candela y a veces sos Ludmila.
-¿Cuándo, por ejemplo, soy Ludmila?
-De a ratos; son instantes muy fugaces.
-Pero decime, ¿cuándo soy Ludmila?
-Ahorasíahoranó.
-¿Qué?
-Nada. Ya pasó.
-¿Qué cosa pasó? ¿Qué fue lo que dijiste?
-Cuando pase de nuevo te aviso.

Transcurrieron uno o dos minutos en silencio. Candela apagó el velador y apoyó su cabeza en el pecho desnudo de Ivan, a modo de almohada. Iván miraba un punto indeterminado en el techo, mientras daba largas pitadas al cigarrillo.

-Ahorasíahoranó -dijo de pronto.
-¿Qué te pasa?
-Nada. En ese instante que pasó fuiste Ludmila nuevamente.
-Decime cómo soy cuando soy Ludmila.
-No sé. Los instantes duran tan poco que no tengo tiempo de saberlo. Ahorasíahoranó. Duran milésimas de segundo. No puedo preguntarte nada, no puedo saber tus opiniones, tu forma de ser, nada.

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