jueves, 4 de diciembre de 2008

YA APRENDI A CHOCAR EN FRANCES

Mi amigo Santiago tuvo que viajar a Paris para unos asuntos y yo decidí quedarme en un cantón llamado Die; por lo tanto voy a permanecer solo, un mes, a 700 km del único argentino que conozco. De todas maneras conocí a una señora holandesa, de aproximadamente 60 años que preside una organización ecologista. Yo le hago el soporte técnico informático. Una noche en que nos quedamos laburando hasta tarde, la tipa me presto su coche para que yo regrese a mi casa, a unos 15 km en ruta de montaña.
Me pidió por el amor de todos los santos que estuviera a las 9 de la mañana siguiente, puntual, ya que teníamos una reunion importante con unos sponsors que iban a colaborar en la organización. Mientras caliento el auto, me grita por la ventana que lo trate como si fuera una bella dama, un alfa romeo negro impecable. Al dia siguente, me despierto a las 8.30, con tiempo suficiente para recorrer nuevamente los 15 km rumbo a la casa de la chabona. Como acá los cigarrillos son carisímos, todo el mundo los arma. Mientras manejo cuidadosamente, a no más de 70 por hora, trato de armar un puto cigarro con una mano, mientras con la otra voy volanteando por los caminos zigzagueantes. Me resuta bastante complicado, pero como voy manejando despacio creo que no hay problema. Un segundo en que bajo la vista para acomodar el tabaco, me encuentro con una curva cerradísima y volanteo violentamente como si estuviese manejando un falcon modelo 66, o la fiorino del Pichu, olvidando que el coche tenia dirección hidráulica y no advirtiendo que la ruta tenía hielo. No se cuantas vueltas di, lo unico que veía por el parabrisas era como estar en una calesita operada por un calesitero demente, luego vi unos postes junto a la banquina, que los fui volteando uno a uno como palos de bowling y cai en un desnivel de más o menos medio metro; luego pedazos de pasto, barro y nieve que volaban por los aires, para terminar inclinado a 45 grados. Si me hubiera sucedido 300 metros más atras o más adelante, hubiese caido a un precipicio de 40 metros. Por primera vez en mi vida me salió una puteada en frances sin pensarla, MERDE!!! No me importaban los precipicios, no me hubiese importado caer. Incluso creo que lo hubiese preferido. Ahora afuera del auto, no sabía como iba a encarar a la tipa, que carajos le iba a decir. Ademas de multiples bollos y rayones en la puerta, paragolpes y parrilla, el auto habia quedado hecho un asco. Tenia pasto y barro por todos lados. "No te desesperes", me mentí a mi mismo, "primero vamos a hacer un reconocimiento de los daños, tal vez no sea tan grave". Comence a sacarle el barro frotándolo con nieve, para descubrir bajo cada mancha un nuevo bollo. Saque un papel higienico que llevaba en la mochila y lo limpié lo mejor que pude. Tardé mas o menos media hora, ya que me dolian las manos por el frío. En un primer momento pensé en decirle que lo había dejado estacionado y me lo había rayado algún automovilista, pero era evidente que eso no era posible, dada la ubicacion de las abolladuras por todos lados. Alguna otra cosa tal vez se me iba a ocurrir. Una vez que estuvo limpio, lo puse en marcha y trate de subir desde la banquina a la ruta nuevamente, pero el desnivel, el barro y la nieve me lo impedían. Estuve media hora más, acelerando y a punto de fundirlo, lanzando barro y pasto por todos lados. Cuando logré sacar el puto coche a la ruta, estaba tan embarrado como al principio. Volví a putear en frances y continué mi camino, tan nervioso y preocupado que me perdí y estuve dando vueltas por pueblitos totalmente desconocidos para mí. Llegué a lo de Adrienne cerca de las once y cuarto de la mañana, con toda la concurrencia esperandome. No les puedo explicar la cara de disgusto de la holandesa cuando me vio entrar a su casa, todo embarrado y con la noticia de que había chocado, para peor, todo frente a sus invitados. Luego de este mal momento, me instalaron en la cabecera de una larga mesa, a mis costados estaban dos holandeses más, un matrimonio ingles, y varios franceses. Nadie me dirigió de ahi en más la palabra, pensando tal vez que yo no era un tipo serio, excepto para solicitarme de vez en cuanto alguna estadística o algún dato que yo sacaba rapidamente de una laptop con internet que tenía enfrente mio. En un momento dado, la gente conversaba y no me prestaban atención; tampoco me pidieron por un rato largo ningún otro dato más, por lo que me puse a boludear por internet. Entré en la página del chalero solitario y me puse a leer unos comentarios viejos (que nunca había leído) que alguien que sospecho (¿Cómo andás Pippi?) hizo acerca del neokirchnerismo de coto, de la finalización de la casa del Pichu y de muchas otras noticias más de patagones. Como yo me hallaba en la cabecera de la mesa, nadie podía ver qué estaba haciendo yo en ese momento en la compu. Los comentarios me causaron tanta gracia que me solucionaron la mañana. Yo no sé si a alguno le pasó alguna vez que se tentaron en el momento menos oportuno. Cuando uno sabe que no se puede reir es cuanto más risa te dan las cosas. La gente discutía sus asuntos y yo no podía disimular la risa. En un punto leo: "El Coto Martinez dice que es kirchtnerista siempre y cuando no jodan a el trigo y la carne, que solo jodan a la soja y al girasol, puesto que el no produce esos cereales. Además dijo que Juan Fraga sigue siendo policia encubierto. En otros temas dijo que el va a ayudar a los pobres cuando las amates no le pidan dinero y cuando el afamado restaurant sal y fuego baje los precios". Me paré corriendo y fui al baño a reirme solo, como un idiota. Vuelvo a la reunión, en donde continuaban sin prestarme atención, y sigo la lectura de estas maravillas: El señor Pichuco Patane formuló las siguientes declaraciones: "es mentira que cuando termine la casa en el año 2047, Laura se va a ir a vivir conmigo". Me paro nuevamente para correr al baño. En este punto algunos comienzan a mirarme sorprendidos. Vuelvo con los ojos llenos de lágrimas y continúo: "Pocho Patane afirma que el no sabía que debía regularizar su situacion con la dgi". Me mordía los labios, hacía que tosía, me ponía un carilina en la cara, tiraba una birome al suelo para reirme debajo de la mesa, ya no sabía cómo carajos hacer para disimular las carcajadas. "El señor Fraga formuló los siguientes comentarios: es mentira que estoy como bola sin manija. Yo leí mucho y tengo una meta en mi vida, aunque algo difusa " , "Tengo una meta fija repitió Fraga hoy, despues que se levantó de una noche que se unió con la siesta". La tercera vez que me levante para ir al baño habrán pensado que me estaría merqueando, pero la verdad es que gracias al puto desconocido que hizo esos comentarios, esa mañana me reí como pocas veces en mi vida. (Hola germán, cómo andás? Cómo extraño tus comentarios mordaces y tu humor incomparable).


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